¡Pues sí! Agosto está muy lejos. Lo que aconteció en la segunda mitad de agosto es hoy un recuerdo lejano. Hoy me he dado cuenta del camino recorrido desde entonces. Haciendo un esfuerzo anamnésico he conseguido recordar algo de lo que fui antes de agosto, pero poco. Cinco meses han bastado para casi construirme como el tipo que quiero ser. Cinco meses han bastado para rehacer lo que deshicieron 9 años y pico.
La diferencia es tan significativa, que hasta físicamente es notable. Me siento tan bien metido en la piel de mi nuevo ser que el disco duro de mi memoria ha decidido desfragmentarse y arrinconar en las secciones más alejadas aquellos bytes anteriores a agosto. Soy más libre y más humano. Soy más fuerte porque soy más consciente de mi fragilidad.
No tenía razón Karina cuando buscaba en su baúl, porque «cualquier tiempo pasado no parece mejor.»