A lomos de una necesidad,
una aventura empecé;
de desnudez emocional
roto, mi alma calcé;
en cueros la quise dejar
y a ello me dediqué.
Mi voluntad en ello puse
y en ello el corazón arriesgué;
realicé cuánto me propuse,
ignoré lo que dejé,
a Dios gracias recompuse
mucho más de lo que quebré.
Pero no estaba preparado,
incluso aunque lo intuyera;
encontrar un corazón dorado,
reconocer mi alma gemela,
rozar, sin querer, lo amado
era, tan sólo, quimera,
tanto, que, encontrado
tuve que plegar mis velas,
estancar mi barco varado.
Muchas dudas, en mí, crecieron,
en mi alma se cruzaron,
tantas como quisieron
alcanzar mis torpes manos;
y en unos ojos de cielo,
en una sonrisa, en unos labios,
respiré y me amaron.