Llevo ya una larga temporada en la que se repite el mismo fenómeno. En mitad de la noche, sin motivo aparente, sin nada perceptible que lo motive, me despierto y ya no vuelvo a dormirme. De hecho, ahora, cuando escribo, son las 4 de la madrugada y llevo casi tres horas sin poder dormir. Al menos hoy sé lo que me ha despertado y sé lo que me ha mantenido en vela un rato largo. Mis vecinos han decidido dar una fiesta pre-navideña en casa y se han repasado la discografía de Mecano en el «singstar» poniendo más buena voluntad que aptitudes. Armándome de coraje les he llamado a la puerta a las 2 y media de la madrugada pidiéndoles que bajaran el volumen.
Pero las otras noches, simplemente abro los ojos y mi cabeza empieza a llenarse de problemas, problemillas, cosas que debo hacer, cosas que no debo olvidar, ideas para mejorar, etc. Simplemente se abre la barra libre de pensamientos en mi cabeza y se acabó dormir. La mayor parte de las noches aguanto estoicamente en la cama intentando no moverme demasiado esperando a que Morfeo vuelva a por mí. La mayor parte de las noches no funciona antes de 2 horas y aun así, tengo el recuerdo de casi todas las horas en las lucecitas rojas del radio-despertador. Hoy, como algunas otras noches he decidido levantarme y en la oscuridad, en el salón, intentando no despertar a los demás, he decidido escribir, creyendo que, quizá así, me llegará el sueño.